jueves, 6 de junio de 2013

SIGILOSA, COMO ESA LUNA




Aunque lo hagas en silencio
y con la luz apagada,
aunque trates de no mover el aire
ni perturbar las sábanas,
cuando en la noche
te levantas y, sigilosa,
caminas hacia el ropero
o al baño,
te miro plena, te escucho.
Sin saberlo,
me tocas dentro
y me alegras.
Tu espalda,
tus piernas,
tus nalgas,
tu aliento
son plenitud
en tenue movimiento:
concierto de sensaciones
en mi cuerpo.

Te miro muy lentamente
hasta con los ojos cerrados.
Escucho tu corazón
y el peso de tu pie
en los azulejos.
Escucho en el espejo
la intrusión
de tu belleza,
la sombra tenue
de tu cuerpo sentándose
hacia el agua,
la íntima catarata dorada,
canto de agua en el agua.
Y escucho la imagen
de tu esplendor secreto
escapar en la corriente,
como tu silueta en la ventana
si alguien la abriera.

Nunca sé si me despiertas
o sigo soñando:
sé que entre los dos
fluye esta realidad
que sin dudas
ni explicaciones
me habita,
me trastorna,
me hace feliz.

Tu cuerpo en la obscuridad
danza para mí en silencio
y todo lo ilumina.



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 • Video del autor leyendo una versión anterior de este poema: AQUÍ.

"En la obscuridad de la alcoba nada es invisible. Se mira lo que se escucha, se escucha lo que se toca y se toca lo que se piensa. El deseo en la noche de los amantes es como luna llena que aclara las sombras." 
  

1 comentario:

Anónimo dijo...

en la sombra, donde tambien encuentro luz