sábado, 11 de mayo de 2013

LA LUNA CRECIENTE




Comienza como sonrisa
que se insinúa.
Como si un gesto
circular,
semi imantado,
atrajera
en un filo decidido
a las luces
dispersas.

Es una promesa,
una incitación,
un deseo.
Una amenza.

El filo de una uña,
rasguño sideral
detrás de la caricia,
y del roce,
primero levísimo
y luego fuerte,
de tus labios
en mi boca.

Por eso
en noches claras
se adivina
la absoluta posesión,
la mordida total,
en tu sonrisa
y en esa delgadísima
línea curva
del cielo.

Es puerta 
que girará,
tal vez,
como cierta sonrisa
por donde se abre tu cuerpo.

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Video del autor donde lee este poema: Aquí.

(El primer día, el día en que la luna comienza su camino hacia estar llena, su dibujo leve es ya una plenitud, la de la promesa y la amenza del deseo. En los lenguajes del cielo, la luna creciente trae y lleva a los enamorados mensajes inciertos.)




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